“Una buena fotografía detiene un momento y evita que se vaya y desaparezca.” Eudora Welty.
Cada día estoy más de acuerdo con la frase que he mencionado de Eudora Welty, y es verdad, cuando tomamos una fotografía, buena o mala, ese momento, esa circunstancia, por más que queramos no se va a volver a repetir.
Cuando salgo a fotografiar de noche mis ruinas, mis atalayas, mis bunkers, todo lo antiguo y moderno que me atrae, es un momento único. Lo más normal y menos doloroso es que las condiciones climáticas cada vez sean distintas, las estaciones cambien el entorno, la inspiración del momento hace que se vea diferente…. pero en lo que no pensamos muchas veces es ¿volverá a estar ahí la próxima vez?
Y eso es lo que me ha motivado para hacer esta pequeña reflexión, no nos damos cuenta que cuando hacemos una foto, lo retratado, puede no volver a estar allí.
En abril de 2014 asistí a un taller de fotografía nocturna que me dio el maestro, y ahora amigo, Rafa García; nos llevó para practicar a una localización espectacular, una vieja hacienda llamada “El Cortijo de las Piedras”, en el que antaño se cultivaba la tierra, se sacaba el corcho que era prensado en la propia finca, se producía vino y aceite extraído de su almazara y una ermita de principios del siglo XIX… Varias familias trabajaban allí en lo que fue una cortijada productiva e importante de la zona.
Ahí tomamos alguna que otra foto, mejorable seguro, pero que ahora me doy cuenta más que nunca que jamás se volverá a repetir, ya que en el lamentable incendio de la sierra de Lujar del año 2015, toda la zona quedó devastada por las llamas, incluido este cortijo.
Este fin de semana acudí con unos amigos a ese mismo lugar, tomamos alguna foto, pero jamás será como la de la primavera de 2014, en la que se detuvo el tiempo,” para evitar que se vaya el momento y no desaparezca”.